José realiza trabajos con plastilina, ayer. ramiro huaycho
José, es un niño de nueve años que tiene una gran habilidad para diseñar animales en plastilina. Es autista. No se comunica con los demás porque habla su lenguaje que no es estructurado, pero puede hacerlo a través de pictogramas, que son tableros individuales con imagenes que el menor puede usar.
Hay otros grupos de estudiantes mayores de quince años que van a los talleres y se capacitan en actividades de la vida diaria.
Daniela, otra menor con capacidades especiales, ayer elaboraba bolsas con envases vacíos de plástico.
Los educadores de los centros que se dedican a la educación alternativa tienen el desafío de descubrir los talentos de ese grupo de personas.
Por ejemplo, en el Centro de Educación Especial Multidisciplinario Heroínas de la Coronilla, los niños reciben estimulación desde el preinicial.
La profesora Julia Lima cuenta que en el centro tienen dos modalidades, una directa que es para niños con necesidades educativas especiales, por ejemplo, los que tienen síndrome de Down, discapacidad y retardo mental. En la indirecta atienden a los que tienen dificultades en el aprendizaje. Son niños que en la escuela regular no tienen un buen rendimiento.
Este grupo puede llegar a adquirir una metodología, de acuerdo a las adaptaciones curriculares, que les permita salir adelante y llegar hasta el nivel de la lectoescritura, matemáticas y cálculo.
Para eso se utiliza el método Ravanus, que es la seña de cada letra.
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