Anuncios pegados en los postes, pasacalles y volantes, que reparten los profesores en las calles, son estrategias que usa el personal administrativo de las escuelas para inscribir a nuevos alumnos en los establecimientos de barrio.
La Razón realizó ayer un recorrido por escuelas de la ladera oeste y San Pedro, y evidenció que los profesores se dan modos para captar e inscribir a alumnos nuevos y tratar de que los antiguos no abandonen sus plazas.
Las infraestructuras son de tres y cuatro plantas, donde funcionan hasta tres unidades educativas, como es el caso del establecimiento en la calle José Saravia, detrás del estadio Simón Bolívar, en Tembladerani. Ahí funcionan las escuelas Carlos Medinacelli (mañana), 4 de Julio (tarde) y Carlos Montenegro (noche).
El primer día de las inscripciones escolares, el 14 de enero, la demanda para tener una plaza en las escuelas del centro de la ciudad provocó que los padres hicieran largas filas una semana antes, y los cupos fueron cubiertos en sólo dos días.
En esa ocasión, el ministro de Educación, Roberto Aguilar, especificó que los alumnos deben inscribirse en la zona donde viven para evitar el colapso de unidades del centro. La directora de la unidad educativa Carlos Medinacelli, Isabel Cusi, dijo que el primer día de inscripción hubo demanda, pero no cubrieron el cupo para registrar alumnos nuevos y como cerca del establecimiento hay otras unidades, tienen que darse modos para captar más estudiantes.
“Tenemos que sacar letreros, pegar en los postes, también repartir a los papás, porque queremos aumentar alumnos. El año pasado tuvimos 600 y esta gestión queremos llegar a 700, por eso las inscripciones se ampliarán a una semana después del inicio de clases”, manifestó.
Marcela Chané, madre de dos niños, dijo que buscó espacios en establecimientos del centro, pero no halló cupos y decidió inscribir a sus niños en la zona donde vive. “Llegué por los avisos que dejaron y ya los estoy inscribiendo”, aseveró. Similar situación presentan los establecimientos fiscales de El Tejar, Cementerio, Villa Copacabana, Villa Fátima y otras zonas alejadas del centro de la ciudad.
Pedro Castro, padre de un niño y alumno de la escuela Ignacio Calderón, también de la zona de Tembladerani, dijo que buscó, desde diciembre, una plaza en un colegio del centro para su hijo, pero al no encontrar espacio volvió a registrarlo en la unidad del barrio. “Él quiere estudiar en un colegio del centro, los particulares son caros y en los fiscales me indicaron que no hay cupo por eso está volviendo aquí”, aseveró.
En la zona de San Pedro, en la calle Venancio Burgoa, está la infraestructura que alberga a tres unidades educativas, Alcides Arguedas (mañana), George Washington (tarde) y otro del turno de la noche. La secretaria del turno de la mañana, Paola Mamani, informó que todavía tienen plazas para nuevos alumnos. En 2012 se inscribieron 310 niños y esperan llegar a la misma meta este año.
“Estamos atendiendo toda la mañana, pero son pocos los papás que vienen a inscribir, supongo que esperan el último día. Las inscripciones durarán hasta una semana después de que empiecen las clases”, sostuvo. Amanda Choque buscaba un colegio para inscribir a su hijo. “Aquí no tienen para Secundaria, pero me han dicho que hay mucho espacio para Primaria. Traeré a mi hijita porque no exigen muchos requisitos”, indicó.
Lo que no está permitido
Las autoridades de los establecimientos públicos tienen prohibido exigir la cédula de identidad, la actualización del certificado de nacimiento y el certificado de buena conducta del alumno. También se prohíbe aplicar un examen previo a la inscripción.
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