La fruta puede ser una manzana, plátano, cerezas, ciruelo u otras que sean fáciles de consumir, es decir, que no requieran pelado con cuchillo, y que sean fáciles de transportar.
Las cantidades deben estar de acuerdo con el apetito del niño. Busca la forma de que, en confianza, te diga si lo enviado es muy poco o demasiado. Trata también de no darle algo que pueda derramarse o que despida un olor fuerte que avergüence a tu hijo.
La nutricionista Mónica Barreda también aconseja un sándwich de queso con algún tipo de carne para completar la vianda. Sin embargo, advierte que el menú debe variar según la edad, ya que las necesidades calóricas de los más pequeños son diferentes a las de los mayores, que oscilan entre las 600 y las 1.800 kilocalorías.
Lunes
Una fruta al natural, preferentemente de las que no necesiten pelado, como manzana, pera, ciruelo y otras.
Una bolsa de yogurt u otra bebida láctea.
Cereales o unas cuantas galletas.
Martes
Una barra o una porción de granola que contenga frutas secas.
Una bolsita de yogurt
Un licuado para beber de harina retostada de granos, como la kañahua, quinua u otra. Verifica que el envase no chorree.
Miércoles
Ensalada de frutas. No hay límite a lo que pueda ir en la porción. También puede tener algún yogurt o salsa.
Una bolsita de alguna bebida láctea.
Galletas dulces sin mucho azúcar.
Jueves
Un sándwich de queso, huevo o algún tipo de carne. Cuidar de que no huela mal.
Para beber, un licuado de harina retostada de granos como la kañahua, quinua u otra, o una bebida láctea.
Una fruta pequeña.
Viernes
Una fruta al natural distinta a la del lunes, puedes darle uvas.
Leche chocolatada.
Una barra de granola o algún otro cereal.
Se puede incluir yogurt y galletas sin mucho azúcar.
Fuente: Mónica Berreda y Boris Calle, nutricionistas y www.padresonones.es
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