A diferencia del cacho de adultos, el juego de Velásquez sirve para que los niños realicen operaciones mentales con los números que ven en los dados, usando las fórmulas matemáticas enseñadas por el guía.
“Mi labor consiste en liberar la capacidad de razonamiento de los niños. Les enseño propiedades, reglas, los mismos contenidos que se dan en el colegio; pero busco que lleguen al resultado luego de mostrarles diversos caminos”, dice Velásquez, haciendo énfasis en que ésa es una de las principales diferencias entre su método y el de la escuela tradicional, donde el maestro no permite al estudiante buscar sus propias estrategias y, por el contrario, insiste en que siga el procedimiento enseñado sin estimular su razonamiento.
Pero esa no es la única diferencia, pues para enseñar con el “cacho aritmético” no precisa cuaderno ni pizarra, elementos a los que considera causantes del bajo rendimiento educativo. “Le pongo un ejemplo-dice-antes que apareciera el celular nuestra mente era una agenda telefónica que guardaba decenas de números; yo, ahora, no recuerdo ni el número de mi esposa y es porque lo tengo anotado en el celular. Por eso prefiero que los chicos almacenen los datos en su mente”; Velásquez tampoco da tarea porque considera que es “la mejor forma de hacer que el estudiante se aburra y odie la materia”; sin embargo, revisa la práctica de sus estudiantes pues cada una de sus sesiones comienza con un recuento de lo que hicieron los niños, quienes están tan motivados que aplican lo aprendido en sus actividades diarias.
Ambiente lúdico
“Mi aporte es la generación de un ambiente lúdico para la enseñanza de la matemática”, dice Velásquez quien en enero pasado recibió una carta del Viceministro de Educación Regular invitándolo a presentar una propuesta para incluir su método en la currícula oficial.
Mientras aguarda la respuesta, organiza la III Olimenpiada Matemática (nombre surgido porque se emplea la agilidad mental) que se llevará a cabo en agosto de este año, con el apoyo del Ministerio de Educación.
Apuntes
• La primera vez que Velásquez empleó los dados para enseñar matemática a sus hijos fue hace 15 años. Ellos ganaron luego olimpiadas matemáticas.
• Desde 2007 se dedica solo a enseñar y dicta talleres para estudiantes y maestros.
• Con fondos propios produjo un programa educativo que se difundió en siete ciudades del país.
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