La prueba se realizó a 671 de los 1.200 nuevos alumnos inscritos para esta gestión, a dos semanas de iniciadas las clases en el primer semestre (febrero).
Alba Paz Soldán, coordinadora académica del Departamento de Cultura de la Universidad Católica Boliviana, explicó a La Razón que el estudio se realiza desde hace 10 años en el área del lenguaje y que el objetivo es “medir cómo llegan los estudiantes a la universidad de la escuela secundaria”.
Paz Soldán sostuvo que “no se trató de enfrentar (a los alumnos) con textos académicos, porque mal haríamos en mostrar sus limitaciones. Más bien era estimular que usen sus recursos y que, a partir de ello, respondan las preguntas y utilicen su material”.
Según la coordinadora, en la prueba se utilizaron textos sencillos de no más de una plana y media. “No era un tema complicado de entender. Había preguntas de opción múltiple porque nos interesaba ayudarlos en la lectura, para que ellos después puedan llevar ese material a su escritura”.
Los resultados evidenciaron que los estudiantes ingresan a la universidad con una capacidad básica y suficiente para leer textos sencillos y cortos. “Tienen problemas en inferencia e interpretación, el nivel es bajo. En realidad se puede decir que el origen viene del colegio. Tenemos una muestra de 161 colegios. Desde ellos, la lectura no es cultivada”, indicó Paz Soldán.
Por esta razón, la especialista recomienda estimular a los alumnos a leer a partir de temas que les interese. “Sin imponerles, para que perciban la lectura como algo que tiene que ver con ellos. Si consideran que es un peso, no llegan a desarrollarla ni en el colegio ni en la universidad”.
CONCLUSIONES. Para la investigadora Martha Alvéstegui, que estuvo a cargo del análisis de los resultados, “el problema es que existe una cultura audiovisual (Tv, cine, DVD) y se perdió la habilidad de la lectura. No es problema de capacidad ni que existan limitaciones para el acceso a un libro. La idea es hacer de la lectura un hábito en los colegios”, explicó.
La recomendación es que los estudiantes tomen conciencia de “que necesitan recuperar todo el tiempo perdido para mejorar su rendimiento en lectura y escritura”.
Respecto a las habilidades de escritura con textos simples, el nivel fue más bajo que el de lectura, ya que enfrentaron problemas para hacer los comentarios escritos o sostener puntos de vista, señala una de las conclusiones del estudio de la UCB.
“Pedimos que redacten dos párrafos. Se calificó la estructura sintáctica de la oración. Vimos un nivel bajo en el punto de coherencia de las oraciones e ideas”, afirmó Paz Soldán.
Para subsanar en parte el problema, los alumnos de primer semestre pasan la materia Pensamiento Crítico, afirma el docente Omar Rocha, para quien el problema viene desde el colegio. “Hay que cambiar la forma de encarar la materia de Lenguaje y Literatura. Recomiendo que se lean textos íntegros y los alumnos los comprendan, no tanto análisis gramaticales o separados de la comprensión. La universidad no puede remediar de forma rápida el problema”.
El investigador José Luis Aguirre Alvis, docente de la carrera de Comunicación Social, dijo que la lectura “depende de la metodología y de los hábitos didácticos que uno empiece a generar y fomentar en los estudiantes”.
Aguirre aseguró que no se puede decir, de buenas a primeras, que no tienen gusto por la lectura y que es complicado ,“porque a veces vienen de espacios no favorables a la lectura. El colegio dejó en segundo plano el libro. Pero se puede estimular y recuperar con habilidades pedagógicas”.
Si bien los resultados y recomendaciones del diagnóstico servirán a la UCB, el trabajo será divulgado en colegios y otras universidades dentro de un mes. “De esta forma los colegios podrán evaluar y reflexionar sobre sus propuestas educativas y podrán ver cómo están preparando a sus estudiantes para hacer reformulaciones y planes hacia un progreso efectivo”, finalizó Paz Soldán.
Estudiantes y sus habilidades
En cuanto a la percepción que tienen los estudiantes sobre sus habilidades en el campo de la lectura y escritura, el estudio determinó una falta de correspondencia. Es decir que hay diferencia entre lo que piensan que pueden hacer y lo que realmente hacen. Esto podría deberse a que respondieron para complacer o para mostrar un compromiso con el docente, la materia o la universidad. En general, las respuestas proyectan más de un “deber ser” que sus concretos y reales hábitos que vienen desde el colegio.
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