24.4.20

Las clases virtuales en tiempos de crisis

La promisoria iniciación de las clases virtuales constituye un cambio en nuestra cotidianidad y mentalidad académica. Hay que considerar esta experiencia como un proceso paulatino, necesario, útil e inevitable; su aplicación y desarrollo será asumida de forma gradual, porque constituye la construcción de un nuevo sentido en la enseñanza-aprendizaje.

Aunque la tendencia de los entornos virtuales en la educación superior es una realidad hace muchos años por el acceso a internet y todas las redes que giran alrededor de la web y sus aplicaciones (apps), la crisis del coronavirus (Covid 19) crea en la actualidad preocupaciones aceptables en la comunidad científica.

Estamos frente a realidades económicas y sociales distintas al pasado reciente, vemos poblaciones envejecidas y poblaciones jóvenes que viven sin cesar manipulando sus celulares u ordenadores, los ecosistemas alterados por los cambios climáticos, las relaciones de intercambio de ideas mediante eventos online.

Más de un profesor ha decidido renunciar al magisterio. La noble misión de enseñar y aprender quedó fuera de contexto, cuando ese viejo maestro de la pizarra negra y la tiza en arco iris dejó su existencia ante la despiadada presencia de las emergentes tecnologías que los tiene domesticadas y atrapadas a las generaciones de este tiempo.

Un reciente diagnóstico sobre el estado de la educación en Bolivia concluye que las aulas en casi todos los niveles se ajustan a la pedagogía del siglo XIX (verticales, autoritarias, cerradas, en un orden inamovible en la disposición lineal de los bancos), con docentes del siglo XX adheridos a su vivencia por roles y estudiantes del siglo XXI, todos en un mundo de interacción mediática global al mando de sus celulares u ordenadores conectados a todas las posibles plataformas virtuales.

Un viejo político inglés de la segunda guerra mundial dijo que la guerra nos llegará estemos o no estemos preparados, los cambios de la vieja tradición de la pedagogía, la era digital y el momento virtual nos llegará igual estemos o no estemos preparados. Solo queda emprender esta irrupción para convivir con la nueva realidad.

De hecho, tenemos avances en este campo virtual. El Instituto de Investigaciones en Ciencia Política (IINCIP) de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) presentó a finales de 2019 un libro con el título Alicia en el universo de las TIC, donde los docentes y estudiantes de la Carrera de Ciencia Política y Gestión Pública y de otras disciplinas científicas han contribuido con sus reflexiones y aprendizajes en relación a este debate académico.

Actualmente, es una política institucional en la UMSA el desarrollo de las clases virtuales, los docentes empiezan a familiarizarse de forma paulatina con los entornos de enseñanza-aprendizaje, los esfuerzos de los facilitadores o los gerentes de gestión online son un desafío y los estudiantes son los que menos traumas enfrentan en esta tendencia.

La educación superior ingresa a la era de una nueva matriz teórica que se conoce también como el paradigma de los entornos virtuales, en momentos en que la humanidad entera asiste a una crisis global y universal emergente de una amenaza letal de un virus que ha encerrado en sus casas a casi toda la población de la Tierra.

Las fronteras físicas están clausuradas, los aeropuertos cerrados para vuelos comerciales nacionales e internacionales, el transporte público y privado sin movimiento, las calles desiertas, todos los ciclos de la educación están paralizados y suspendidos, entre otros hechos. En ese contexto, quedan escasas vías de comunicación para sentir nuestra existencia.

En ese panorama surge la preocupación por el uso de los entornos virtuales en la educación superior para mantener vivo el sentimiento en las relaciones de producción de conocimiento, la interacción docente-estudiante, el intercambio de mensajes por whatsapp, facebook, twitter, Instagram y otras plataformas vigentes.

A la cotidianidad de estas formas de comunicación, ahora se ingresa a los escenarios tecnológicos especializados -trabajar de forma remota y en tiempo real- en el campo académico, como una necesidad y desafío para seguir con el desarrollo del proceso pedagógico, didáctico y enseñanza-aprendizaje.

La comunidad científica tiene acceso institucional a Moddle, Classroom-google y tantas plataformas para gestionar la formación en línea con los estudiantes; son sistemas de manejo sencillo y amigable donde los participantes conversan, analizan, comparten ideas, reflexionan y avanzan con los temas de los sílabos de cada materia.

También, es perfectamente comprensible las dificultades. Al principio cuesta aceptar esta tendencia, incluso es posible el rechazo de muchos miembros de la academia, hasta entrar en confianza con estas realidades. Sin embargo, con un poco de esfuerzo se puede iniciar una clase o un mensaje con temas sencillos de intercambio con los estudiantes, es como practicar un clásico whatsapp, donde uno escribe sus conversaciones o sube documentos, fotos, video y todo lo que considera de interés personal o comunitario.

En todo caso, es solo el inicio de una nueva aventura, creo que hay que afrontar el desafío, como seguramente fue la escritura con los fenicios hace tres mil 600 años, la invención de la imprenta de Gutenberg (siglo XIV), los medios masivos de comunicación (tras la revolución francesa y la revolución industrial) o la irrupción de la multimedia (los entornos virtuales en la educación) en estos tiempos de globalización y el maldito coranavirus.

Iván Miranda Balcázar es director Instituto de Investigaciones en Ciencia Política-UMSA

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