El proyecto, apoyado por la Organización No Gubernamental Map Internacional, surge de la preocupación por los elevados índices de agresiones sexuales a niñas, niños y adolescentes.
La explicación la dio a conocer la coordinadora del Centro Una Brisa de Esperanza (CUBE), Verónica Roque, en el marco de la rememoración del Día Mundial Para la Prevención Contra el Abuso y Violencia a Niños, Niñas y Jóvenes, que se celebra el 19 de noviembre.
Además del contenido académico, se desarrollan actividades de sensibilización para promover el respeto, la empatía, las relaciones de afecto y protección, entre otros valores.
“Se espera que los niños y niñas traten a sus compañeros, a sus hermanas y hermanos de una forma más amigable, respetuosa y afectuosa”, señaló.
Desde la infancia deben saber que cada persona tiene un espacio que no debe ser invadido y que ningún tipo de agresión es juego, acotó.
Según la profesional, son los niños y niñas quienes van a ayudar a transformar la realidad, porque en la etapa adulta es más dificultoso el cambio de actitud.
Por ahora, es un plan piloto con el que se pretende incidir en otras unidades educativas, cuya metodología está centrada en el respeto a la autonomía del niño.
Es importante asumir acciones concretas de prevención, además de la denuncia de los agresores, enfatizó.
VÍCTIMAS Roque expresó su preocupación porque los niños que son víctimas de agresión sexual sufren traumas que afecta a todo el entorno familiar.
“Les transforma la vida. Muchos deben ser sacados del colegio, cambiados de barrio, incluso se van del departamento tratando de escapar de todo lo que les ha pasado”, mencionó.
Demandó la sensibilización de la sociedad para garantizar espacios seguros para las niñas, niños y adolescentes.
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