Ataviados con su indumentaria, un mandil y un gorro celeste, los nueve estudiantes de Alimentación y Repostería, interpretan perfectamente los diagramas colocados en la pared de la cocina del Centro Integral Multisectorial (CIM) Arnold Schwimmer.
En los diseños se observan, por ejemplo, 5 tazas y al lado una bolsa de harina, 2 cucharas con un recorte de un envase de aceite, 5 cucharillas y el logotipo de la marca de polvo de hornear Kris, entre otros ingredientes.
De acuerdo a sus habilidades, cada uno desarrolla una tarea concreta. Mercedes, por ejemplo, se encarga de la elaboración de la masa, Dennis es el experto en el horneado y Luis lava la vajilla.
Se trata de adaptaciones curriculares desarrolladas por los profesores, psicopedagogos y psicólogos del Centro especializado en la inclusión de personas con diferentes tipos de discapacidad, en grado profundo y moderado.
Tampoco son convencionales las materias que desarrollan.
Si bien no se dicta ni matemática ni física ni química reciben la capacitación para que desarrollen su destreza en transacciones monetarias, con la ayuda de billetes de alasita. Son los profesores quienes descubren los talentos de cada uno de sus estudiantes.
HABILIDADES En el taller de cerrajería el más diestro es Juan, de 24 años. Se coloca los guantes y el casco de seguridad. Enciende la fuente de electricidad, después la máquina de soldadura y empieza su trabajo. Termina la tarea y coloca todo en su sitio y apaga todos los equipos.
De lejos, lo observa Andrés. El adolescente pinta y lija las piezas metálicas, pero no debe exponerse a las chispas porque le causa convulsiones.
El objetivo es claro. “Deben ser autosuficientes y tener un oficio para desenvolverse en la vida”, señala la directora del establecimiento, Margoth Pelaez.
En el Centro hay 95 estudiantes, desde los 4 hasta los 45 años, en las áreas de Alimentación y Repostería, Carpintería, Metalmecánica e Informática. Según Pelaez, no hay límite de edad.
APOYO EXTERNO Además, en la modalidad indirecta son cerca de 700 estudiantes, quienes reciben apoyo integral del personal del Centro Arnold Schwimmer.
A pesar de su discapacidad asisten a 35 colegios de educación regular del municipio de Quillacollo, que asumieron el desafío de la inclusión.
Hay algunos casos de niños con talento extraordinario, que también demandan un trato diferenciado de parte de los maestros, coinciden Santa Cruz y Pelaez.
DOMICILIO Hay tres estudiantes que reciben asistencia en sus casas porque no pueden trasladarse a la unidad educativa. Los profesores los visitan dos veces por semana, durante una hora.
El trabajo desarrollado, principalmente es el de rehabilitación y estimulación motriz “para mejorar su calidad de vida”, asegura la psicóloga Janeth Santa Cruz.
Hay gabinetes especializados
A muchos de los alumnos con discapacidad física les cuesta llegar al centro porque se encuentra en la zona sur de Quillacollo, distante a veinte minutos de la plaza Bolívar. Los padres de familia deben usar taxi para trasladar a sus hijos con sus sillas de ruedas, muletas o burritos.
Según la directora del Arnold Schwimmer, Magaly Pelaez, se instaló un gabinete de rehabilitación en fisioterapia para mejorar la motricidad de los estudiantes.
Tiene diferentes equipos como escaleras de manera, simulaciones de gradas con pasamanos, colchonetas.
Si bien existe una sala de hidroterapia no se la usa porque la bomba se arruinó.
Otro importante grupo tiene deficiencias auditivas y verbales.
También cuentan con el gabinete de psicopedagogía y fonoaudiología.
La mayoría de los asistentes con problemas de comunicación verbal lo hacen mediante señas.
Un modelo nacional en educación especial
El trabajo desarrollado en la unidad educativa Arnold Schwimmer es un modelo en el ámbito nacional en educación especial e inclusiva.
Es importante recordar que la nueva Ley educativa Avelino Siñani y Elizardo Pérez señala en su artículo 17 la obligación de contribuir con políticas, planes, programas y proyectos educativos de atención a personas con dificultades en el aprendizaje.
En el mismo artículo también se menciona la responsabilidad de desarrollar políticas, planes, programas y proyectos educativos de atención a las personas con talentos extraordinarios.
Ambas tareas son desarrolladas por el personal del centro desde 1995.
Este centro es un ejemplo porque ha logrado establecer una relación con las escuelas aledañas donde los escolares pueden pasar clases, incluyéndolos así en el sistema regular.
El personal prepara a los niños, los integra y realiza el seguimiento para evaluar y facilitar el proceso de su adaptación.
Otro aporte del personal educativo es el desarrollo de importantes estrategias de lectura y escritura, muy diferentes a las establecidas convencionalmente. Además, han consolidado la formación tecnológica e industrial. Hay talleres de carpintería y metalmecánica, donde los alumnos aprenden un oficio.
El equipo multidisciplinario está conformado por psicólogos, trabajadores sociales y pedagogos, quienes se encargan del seguimiento personalizado de todos los alumnos. Los evalúan desde su ingreso.
Es así como deben funcionar los 110 centros de educación especial que hay en todo el país, donde asisten cerca de 9.000 estudiantes.
Es importante mencionar estos avances.
No hay comentarios:
Publicar un comentario