El primer paso lo deben dar los padres de familia, tutores o maestros, identificando si su hijo o estudiante tiene un talento extraordinario. Según la Resolución 001/2014, los estudiantes con talento extraordinario académico son aquellos que tienen desarrolladas sus dimensiones del ser, saber, hacer y decidir, más allá del año de escolaridad al que asiste regularmente.
Estas dimensiones tienen diferentes indicadores según el grado de escolaridad que están especificadas en las planificaciones curriculares de los docentes.
Los estudiantes deben demostrar sus logros educativos en un año de escolaridad en todos los campos de saberes y conocimientos.
El segundo paso es que los padres o profesores envíen la solicitud a la dirección de la unidad educativa. El plazo para la misma es hasta la culminación del primer bimestre, debiendo emitirse los resultados en el transcurso de los siguientes 15 días hábiles.
Previamente, en las unidades educativas deberá conformarse una Comisión Técnica Pedagógica que será la encargada de realizar la valoración cuantitativa y cualitativa.
El tercer paso está a cargo del director(a) de la unidad educativa, quien instruirá a la Comisión Técnico Pedagógica, mediante un memorándum, que realice la valoración correspondiente de los logros pertinentes de la o el estudiante.
En el cuarto paso, la Comisión, en coordinación con la maestra o maestro del año de escolaridad o áreas de saberes y conocimientos respectivas, elaborará y aplicará pruebas escritas, orales y entrevistas con apoyo de instrumentos de valoración pertinente con base en los objetivos y contenidos mínimos previstos en los programas de estudio de escolaridad que corresponda, presentando los mismos para su validación de la o el director de la unidad educativa.
El quinto paso establece que la Comisión elabore un informe a partir del análisis del rendimiento académico de saberes y conocimientos, y una evaluación integral de la o el estudiante.
En el sexto punto, el director de la unidad educativa derivará el informe de la Comisión al Centro Integral Multisectorial de cada departamento, que emitirá un informe donde evalúe el desarrollo de su madurez social y emocional del o la estudiante.
La valoración del informe determinará si corresponde promoción al año de escolaridad inmediato superior o su continuidad en el mismo año.
El séptimo punto determina que, a partir de los resultados del informe psicopedagógico integral, emitido por el Centro Integral Multisectorial, el o la director/a seguirá el procedimiento administrativo correspondiente para la emisión del acta supletoria y emisión del informe correspondiente.
Finalmente, la promoción al año de escolaridad inmediato superior debe ser informada al Consejo de maestras y maestros para que luego, el director o directora emita el acta supletoria a la libreta de calificaciones, donde indique los resultados de la valoración y los motivos de promoción al año de escolaridad inmediata superior.
ESPECIFICACIONES El inciso i) de la Resolución Ministerial 001/2014 especifica que el acta supletoria -que es la constancia del “salto de grado”- debe ser firmada y archivada por el director de la unidad educativa y la Dirección Distrital de Educación respectiva, junto a los centralizadores de notas de las y los demás estudiantes. “Este documento posee el valor legal y suficiente de la libreta escolar”, señala la normativa.
Asimismo, para el registro e incorporación de los estudiantes con talento extraordinario en el Sistema de Información Educativa (SIE), el director del colegio deberá presentar a la Dirección Distrital de su jurisdicción administrativa cinco documentos:
1) El formulario de Registro Único de Estudiantes con talento extraordinario, el cual deberá estar firmado por autoridades competentes, 2) el informe de la Comisión Técnico Pedagógica, 3) el informe del Centro Integral Multisectorial, 4) el acta supletoria que tiene valor legal y suficiente similar a la libreta escolar para esta población educativa, y 5) el técnico SIE o polivalente de la dirección distrital educativa debe llenar las calificaciones de las áreas respectivas en el acta supletoria al SIE (módulo registro talento extraordinario).
Cabe aclarar que este “salto de grado” solo podrá realizarse “una vez en una gestión escolar”, dice la norma.
Apuntes.
Equivalencia.
Un acta supletoria será la constancia del “salto de grado”, que tendrá el valor legal y suficiente, similar a la libreta escolar.
Una gestión.
La promoción al año de escolaridad inmediato superior del estudiante con talento extraordinario académico, solo puede realizarse una vez en una gestión.
Sin una normativa solo había perjuicio
La falta de una normativa que regule el denominado “salto de grado”, en lugar de ser un beneficio para el estudiante representaba un perjuicio. Cerca al 99 por ciento perdía el año que había tratado de adelantar, según la explicación de autoridades de la Dirección Departamental de Educación (DDE).
“Por lo menos el 99 por ciento volvió a repetir el curso que saltó”, dijo la técnico de Participación Social Comunitaria de la DDE, Rocío Eugenia Villegas. Las principales razones, la falta de una libreta y el rechazo del sistema al registro de estudiantes en edades que no eran comprendidas entre las establecidas por el sistema educativo nacional, es decir todos los menores a 17 años o 16 años eran rechazados por el sistema.
“A veces el estudiante era ascendido de curso, porque su papá era el distrital o su tío era el alcalde o corregidor, y esto solo generaba problemas después”, dijo el director departamental de Educación, Jorge Ponce.
La autoridad explicó que, aunque el estudiante fue promovido por su “talento extraordinario”, administrativamente no había un documento -la libreta- que conste que el estudiante venció el curso que saltó.
Actualmente, la normativa -RM. 001/2014- establece la elaboración de un acta supletoria que será la constancia de que el estudiante aprobó todas las áreas del ser, saber, hacer y decidir. Las calificaciones en cada área constarán en el Sistema de Información Educativa (SIE), que es el registro del talento extraordinario.
Para evitar otros perjuicios como la falta de madurez y adecuación a un grado superior, Ponce señaló que ahora los equipos multidisciplinarios realizarán, además, una evaluación cualitativa que determinará si el niño o joven está psicológica y socialmente preparado para el “salto de curso”.
Un niño promovido fue asumido como “mascota” del curso
Romer es un niño que a sus nueve años realizó el “salto de curso” de segundo a cuarto de primaria. Su madre había visto un talento especial en su hijo y mediante una prueba ante los maestros y directores fue promovido al curso inmediato superior. Sin embargo, pese a los buenos resultados y sus esfuerzos, Romer tuvo que retornar al curso que le correspondía, tercero.
El primer choque que Romer sufrió cuando empezó a cursar el cuarto grado fue la ausencia de sus compañeros en el aula. Durante los recreos sus pasos se dirigían con rapidez hasta sus compañeros del curso que dejó.
La insistencia y reflexión de maestros para que poco a poco se incorpore a su nuevo grupo de compañeros no tuvo resultados inmediatos.
Al inicio no se desprendía del guardapolvo de la maestra y se autoexcluía de las actividades grupales. Sin embargo poco a poco los compañeros empezaron a incluirlo en sus actividades, casi a exigencia.
Según recuerda una maestra, su actitud, frente a sus compañeros, inspiraba ternura y protección. Es así que el grupo lo incluyó como al niño que había que cuidar. En las actividades deportivas era el directo elegido como la mascota del curso.
Además del choque social, se presentaron también los tropiezos académicos.
Al no haber cursado el tercero de primaria, Romer no conocía los procedimientos o razonamientos de algunos ejercicios matemáticos que exigía el cuarto grado, así como otros conocimientos básicos en las diferentes áreas. Esta limitación requería un apoyo extra de su maestra, quien debía dedicarle mayor atención.
Con el paso de los días, el padre de Romer, quien disentía con el “salto de grado”, notó cambios en su hijo y junto a la valoración que realizó su maestra determinaron devolver a Romer al curso inferior que le correspondía.
“Ya no quería volver a su curso, veía a sus compañeros como niños porque él ya se sentía grande”, dijo la maestra.
Con más de un trimestre vencido, Romer tuvo que volver con su grupo de tercer grado.
“Fue una etapa dura de ambientación. Con mucho esfuerzo pudo rendir académicamente, pero el problema era emocional”, explicó una de sus maestras.
El alumno que sube de grado presenta inestabilidad
Viendo la situación de la edad del estudiante que ha sido beneficiado con el “salto de grado”, esto crea una inestabilidad en el alumno. Nos guste o no ir a un curso diferente, el niño o adolescente se enfrenta con un grupo de gente mayor a él o ella, y es donde se presenta la inestabilidad psicológica, porque psicológicamente son más maduros.
Por esta situación, el proceso se ambientación es más traumático, considerando que debe aprobar satisfactoriamente todas las competencias que está establecido desarrollar según lo planificado.
Si este estudiante no cuenta con el apoyo extra de un docente, no podrá cumplir con todas las exigencias con la tranquilidad necesaria así como el resto de sus compañeros.
En estos casos es muy importante el papel de los padres y maestros, porque el niño necesita un acompañamiento adecuado hasta superar esta etapa.
En nuestro contexto, por la diferencia de edad e incluso la estatura, hace que los compañeros tiendan a ver al estudiante extraordinario como el niño del curso. Tampoco se descarta casos de bullying en grupos de estudiantes influenciados por otros mensajes de los medios de comunicación de burla, desprecio y discriminación.
Muchos padres de familia y también algunos profesores, al ver que el estudiante se destaca, tratan de impulsarlo promoviendo un salto de grado.
Pero también existen otros factores, como docentes que al ver que sus estudiantes con talento extraordinario se aburren al terminar rápido las tareas o prácticas, deciden pasarlo al siguiente grado.
En el pasado, no faltó quienes por desquitarse de un estudiante hiperactivo y travieso, prefirieron prepararlo para el salto de grado y librarse de lo que para ellos representaba una carga.
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