La Intendencia Municipal de La Paz, que desde el lunes ejecuta el plan “Ch’achón”, halló en 17 puntos de internet y tilines de las villas Fátima y El Carmen a alumnos de Primaria y Secundaria en horario de clases, y amonestó a sus propietarios.
Las dos villas se hallan en el Macrosistrito Periférica de La Paz. El plan comenzó a ejecutarse el lunes en el macro Max Paredes; los dueños de 40 puntos de internet y diez tilines (juegos electrónicos) fueron sancionados con siete días de cierre.
El intendente Mauricio Ruiz anunció que el control será extendido a los macros urbanos Cotahuma, Mallasa, Sur, San Antonio y Centro. En el municipio hay 685 locales de este tipo que la Alcaldía decidió controlar para evitar que los ch’achones (alumnos que se faltan a clases sin permiso) se perjudiquen. “Existen unos 85 tilines y 600 internet. Estas actividades son legales, pero también promueven que los estudiantes falten a clases”, dijo Ruiz.
“Hay más por las calles Baptista, Kollasuyo, en la Max Paredes, Av. Las Américas, por Villa Fátima, la Pérez Velasco, Figueroa, la plaza Alonso de Mendoza y Eguino. No está prohibido que funcionen, pero sí que admitan a escolares en horarios no permitidos”, añadió.
Vigilancia. La Ordenanza Municipal 168/2000 —Reglamento para el Funcionamiento de Establecimientos de Juegos Electrónicos— y la Resolución Ejecutiva 316/2012 disponen que estos negocios no pueden permitir el ingreso de escolares y colegiales de 08.00 a 12.00 y de 14.30 a 18.00. También les obliga a colocar un cartel con esta prohibición.
Los puntos de internet, además, deben bloquear el acceso a páginas con contenidos no aptos para menores. En el operativo efectuado en Villa Fátima y Villa el Carmen, la Intendencia halló a 25 estudiantes, de entre 7 a 12 años, de los colegios Ave María e Irene del Castillo, a quienes se les exigió volver a sus casas.
Los escolares alegaron como justificación que estaban libres luego de haber rendido exámenes y sus colegios les permitieron la salida. Dueños o administradores, por su parte, se justificaron con el argumento de que desconocían las normas, alegato que el Intendente descalificó. “(Lo que pasa) es que aprovechan su presencia para ganar un poco más. Normalmente cobran entre Bs 1 a Bs 1,50 la hora de juegos”.
Con relación a los carteles, la encargada de un punto en la calle 3 de Villa El Carmen explicó que lo retiró “minutos antes” de que llegara la Intendencia porque “estaba limpiando el vidrio” donde lo coloca. Uno de los negocios en Villa El Carmen, frente al colegio Irene Nava del Castillo, tenía el anuncio de prohibición, aunque cobijaba a muchachos de 14 y 15 años cuyas mochilas estaban vacías. El titular de la Intendencia dijo que en caso de incumplimiento, clausurarán definitivamente los negocios y a la tercera vez, decomisarán su equipamiento.
Otros datos sobre la tarea edil
Estrategia
Este plan será aplicado hasta que concluyan las clases, a finales de noviembre, informó el intendente Mauricio Ruiz.
Táctica
Al ingresar a los locales, el personal municipal observa la vestimenta de los niños y jóvenes; si están con uniforme, solicita su mochila para conocer a qué establecimiento educativo pertenecen; indaga si tienen la autorización paterna, y en algunos casos los llevan de vuelta a sus unidades educativas.
Cuatro puntos de vista de vecinos
Que continúe el control: Fanny Visarrozo, vecina V. El Carmen
Sé que a veces entran menores de edad, pero no lo he visto, y eso está mal. Es bueno que la Alcaldía continúe con este tipo de control y se evite que los jóvenes salgan perjudicados.
Salen antes de su casa: Sabina Bautista, Villa El Carmen
Aquí en Villa El Carmen, antes de la entrada a su colegio, siempre están en estos centros de juego, creo que aprovechan el salir con anterioridad de sus casas, y a la salida es lo mismo.
Algunos se van a jugar: Ignacio Vargas, estudiante A. María
Conozco compañeros de curso que sí lo hacen. Alguna vez se han ch’achado (faltado) por ir a jugar. Yo no hago eso, simplemente porque estoy en horario de clases y prefiero el deporte.
Sólo piensan en dinero: Ama de casa, Villa Fátima
Es lamentable que los dueños no hagan caso a las normas y sólo piensen en llenar más sus bolsillos. Los padres también deberían preocuparse de qué es lo que hacen sus hijos.
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