La directora de la unidad educativa, Margot Miranda, expresó que la feria es una actividad esencial para la enseñanza de las matemáticas a través de la vivencia. Añadió que la misma permite “retomar los conceptos de complementariedad y solidaridad de la cultura ancestral”.
Los estudiantes intercambiaron verduras, frutas, masitas, gelatinas, refrescos, tostados y material escolar por otros productos de valor similar; en ningún caso se aceptó el uso de dinero.
“Muchos estudiantes sólo conocían el dinero como un bien para comprar un determinado producto y nunca habían realizado un trueque para adquirir otro producto”, dijo Miranda.
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