El movimiento en el huerto escolar es intenso. Los estudiantes corretean con palas o rastrillos. Unos cavan la tierra, mientras que otros retiran las hierbas dañinas de las parcelas. El trabajo es arduo, pero la recompensa que recibirán por el empeño y dedicación es la cosecha de todas las hortalizas que cultivaron.
Estas hortalizas formarán parte de la alimentación diaria de los escolares. Podrán compartirlas en una actividad especial de la escuela o dentro del hogar.
La dirección de la escuela con la colaboración de la Fundación Abril ha iniciado el proyecto denominado “Implementación de Huertos Escolares”; mediante el cual se busca rescatar las costumbres de antaño, revalorizar el trabajo en la tierra, mejorar la nutrición escolar y, sobre todo, aplicar la malla curricular de la Ley Avelino Siñani y Elizardo Pérez que impulsa la producción agrícola.
Las primeras hortalizas que cultivaron los escolares, desde primero de primaria hasta segundo de secundaria, son las beterragas, rábanos, lechugas, cebollas, brócolis y repollos.
Los rábanos serán cosechados a mediados de abril, después las demás, dependiendo de la temporada de cada hortaliza. La directora de la unidad educativa Santa Rosa de Lima, María Rita Bautista, afirma que en invierno en el huerto se instalará una carpa solar, para que continúe la producción.
Una vez que se cosechen las primeras hortalizas vendrá la segunda fase del proyecto, que consiste en el cultivo de cereales como la quinua, el amaranto, la cebada y el tarwi.
NUTRICIÓN El director de la Fundación Abril, Oscar Olivera, señala que entre los objetivos está mejorar la calidad de nutrición de los escolares, porque muchos niños han perdido la costumbre de consumir hortalizas y cereales reemplazándolos por golosinas y gaseosas que contienen altos niveles de azúcar.
Padres apoyan y colaboran
“Por aquí rieguen. Allá hace falta agua. Vengan a ayudar”, son las indicaciones que da la madre de familia Esther Villca a los escolares encargados de la parcela de cebolla. Inmediatamente dos estudiantes aparecen con una regadera llena de agua para esparcir el líquido sobre la tierra cultivada.
El huerto escolar no sólo es responsabilidad de los alumnos y profesores, sino también de los padres, afirma la directora de la unidad educativa Santa Rosa de Lima, María Rita Bautista.
Pero esta responsabilidad compartida ayuda a la confraternización entre padres, escolares y docentes.
Esther Villca y los demás papás apoyan y ven con agrado la implementación del huerto escolar, porque sus hijos dedican más tiempo a cultivar hortalizas que a jugar o ver televisión.
“Algunos sólo piensan en jugar o ver tele, pero ahora están más dedicados a sus cultivos”, dice Villca.
Fundación Abril capacita y dota herramientas
Gracias a la colaboración de la Fundación Abril se lleva adelante el proyecto “Implementación de Huertos Escolares”, en la unidad educativa Santa Rosa de Lima, del municipio de Arbieto.
El proyecto comenzó en agosto de 2012, con el diagnóstico de la situación agrícola del municipio, la nutrición y alimentación de los escolares, la malla curricular, entre otros.
Una vez que se definió ejecutar el proyecto, la Fundación brindó talleres de capacitación a los profesores, padres de familia y escolares. Los encargados de la formación son profesionales en Agronomía de la Universidad Mayor de San Simón.
La Fundación también dota de las semillas y de las herramientas como las regaderas, palas, picotas y rastrillos.
Todos los instrumentos son de plástico, pero de un material resistente y de tamaños medianos para que los escolares puedan manipularlos sin lastimarse.
Sin embargo, algunos padres traen sus propias herramientas para ayudar a sus hijos, o simplemente confraternizar con otros papás o profesores.
La escuela Santa Rita de Lima es la primera en beneficiarse con el proyecto, pero la Fundación tiene la intención de ampliar la iniciativa a otros municipios.
La próxima beneficiaria será la escuela Andina de Cliza.
El director de la Fundación Abril, Oscar Olivera, explica que entre las metas del proyecto están que los escolares se relacionen directamente con la naturaleza, valoren el recurso del agua y aprendan a compartir y confraternizar entre compañeros.
Debería fomentarse los huertos
John Zambrana | Ambientalista
Los huertos escolares se trabajaban hace años en las áreas rurales y las provincias. Las hortalizas las utilizaban para la alimentación de los escolares.
Era una buena medida para colaborar en la buena alimentación de los estudiantes y también de los profesores.
Además de los huertos escolares había granjas donde se criaba animales.
Esta medida debería fomentarse en todas las escuelas para que los alumnos conozcan técnicas para producir sus alimentos.
Yo creo que esta medida no sólo debiera aplicarse a las escuelas rurales sino también a las urbanas que tengan patios grandes para jardines.
La tendencia de los colegios urbanos es que todo el espacio sea de asfalto y no dejan nada para jardines o huertos. Lo que se debería hacer es dejar de lado el asfalto y los tinglados, porque los huertos ayudan al medio ambiente.
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