Una foto embarazosa o un comentario malicioso encuentran eco de inmediato. Decenas o cientos de personas habrán visto la imagen o el mensaje antes de que se haya podido retirar. Comentarios de esta naturaleza, que se hacen a propósito o de forma reiterada, no son diferentes del acoso escolar, conocido también como bullying.
El acoso escolar, también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar, matoneo escolar o por su término en inglés, bullying, es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.
Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y en el patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas a punto de ingresar en la adolescencia, entre 12 y 13 años; es ligeramente mayor el porcentaje de niñas como víctimas.
El acoso escolar es una forma característica y extrema de violencia escolar.
El rol de los padres
Pero los padres no deberían quedarse de brazos cruzados si su hijo es víctima del acoso cibernético, explica Heinz Thiery, responsable de la consulta online de la federación alemana de asesoramiento infantil y familiar, bke.
Los padres “tienen que afrontar el tema directamente o decir que han escuchado que ese tipo de cosas pasan en las escuelas. Es importante transmitir que ese tipo de situaciones ocurren en los centros escolares. Y es importante transmitir que el niño no está indefenso y dejar claro lo que los padres pueden hacer y cómo el menor puede reaccionar”, explicó Thiery.
“Pero no se debería actuar sin el consentimiento del niño, sobre todo si son ya algo más grandes”, puntualizó.
Los padres tienen dos opciones a la hora de actuar. Conviene que sean abiertos con el tema, pues eso siempre ayuda a cambiar la situación.
“Conviene que los padres informen al colegio y al profesor que lleva la clase de que el niño está siendo acosado en las redes sociales”, dijo Thiery.
Otra sugerencia es contactar a los padres del autor del acoso. Conviene además averiguar si el ciberbullying estuvo precedido de un acoso físico.
“Si está limitado a la red social, entonces se puede controlar más rápidamente”, añadió Thiery.
Mi hijo, ¿es un acosador?
Pero ¿qué deberían hacer los padres si es su propio hijo el que acosa a otros? En opinión de Thiery, los padres deberían hablar directamente con el hijo. Y apunta: “La condena de su comportamiento conducirá siempre a un acto de defensa y entonces los padres no pueden avanzar”.
Una de las claves para los padres es transmitir de forma oportuna que no todo lo que se hace en la web y en las redes sociales es legal.
En el caso de una foto embarazosa de alguien, Thiery comenta que la pregunta justa a la persona que la ha colgado es: “¿Cómo te sentirías si esa persona de la foto fueses tú?
Otro punto importante es cómo reclamar a las redes sociales.
Los padres lo pueden intentar, pero según señala Thiery no resulta fácil localizar a Facebook vía mail o teléfono. “A menudo es resulta difícil para los padres encontrar a la persona que necesitan contactar”, añadió.
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