Li Changchun -en representación del Buró Político del Partido Comunista de China- manifestó en la ceremonia de apertura: “El desarrollo de China está inevitablemente ligado al mundo, y la prosperidad y la estabilidad del mundo también están inexorablemente ligadas a China”. Por eso, más de 8.000 profesores y voluntarios fueron enviados a más de 100 países extranjeros para enseñar chino, y más de 5.000 estudiantes extranjeros procedentes de 118 países han recibido becas para realizar estudios en China para perfeccionar el idioma y conocer más sobre su cultura.
Hanban, la oficina nacional de China para promover la lengua y cultura chinas en el extranjero, ha fundado más de 350 Institutos Confucio y 500 Aulas Confucio en 105 países en los últimos ocho años. En el 2011, 36 Institutos Confucio y 131 Aulas Confucio han sido creados para la enseñanza del mandarín y la difusión de la cultura China.
Por iniciativa de la Embajada de China en La Paz, la Universidad Mayor de San Simón fue elegida por Hanban como la universidad sede del Instituto Confucio en Bolivia. En la Conferencia, se ratificó el acuerdo entre la UMSS y el Hebei Vocational College of Foreing Languages (HBVCFL) para el funcionamiento del Instituto Confucio en Cochabamba a partir del primer semestre del 2012.
El Instituto impartirá la enseñanza del mandarín como materia electiva para todos los estudiantes de la UMSS a cargo de profesores acreditados por el HBVCFL. Los alumnos sobresalientes serán becados con estadías de uno a tres meses en China. Asimismo, se tiene previsto enseñar mandarín para propósitos específicos: comercio, turismo, asuntos diplomáticos, etc., sin descuidar la difusión de la cultura china en todas sus manifestaciones.
INTERÉS EN EL MUNDO POR EL MANDARÍN
En la actualidad, el idioma más hablado en el mundo es el chino mandarín, con 1,113 millones de parlantes nativos, seguido por el inglés con 372 millones, el hindi-urdu con 316 millones y el español con 304 millones. Sin embargo, el interés por el mandarín no es solo por la cantidad de parlantes sino por la importancia global del país asiático y su enorme peso en la economía de los países que tienen relaciones comerciales con China.
El desplazamiento del equilibrio de poder de la economía mundial ha despertado un gran interés por aprender el idioma chino mandarín, no solo para manejarse con destreza en los negocios, acceder a los eventos políticos o deportivos, sino también para poder conocer más de la ancestral cultura china.
El gobierno chino, inspirado más en el confucionismo que en el comunismo maoísta, apoya activamente la cooperación entre China y otros países para crear y dirigir los Institutos Confucio con el fin de satisfacer no solamente la necesidad apremiante de la gente de todos los países por aprender el idioma chino mandarín sino también para posesionar su idioma como un activo cultural y reafirmar su voluntad expansionista en asuntos económicos y culturales.
LA MENTALIDAD CHINA Y EL RETORNO DE CONFUCIO
El pragmatismo y flexibilidad con la que opera el régimen comunista chino han permitido un descomunal despegue económico de la República Popular de China. Sin modificar su régimen político, China se ha convertido en el principal exportador mundial y, en corto plazo, en la mayor potencia económica.
Después de más de siete décadas de rechazo a las máximas de Confucio, el gobierno chino recuperó al filósofo que moldeó la mentalidad china por más de dos mil años. Hoy, en las escuelas, colegios y universidades se repiten las sentencias de Confucio, ¿A qué se debe este cambio de estrategia? Son dos las razones que han inducido al gobierno a volver a la raíz de la tradición china: búsqueda de un nuevo marco ideológico que mantenga al Partido Comunista en el poder y reafirmación de una identidad cultural.
El confucianismo, como ideología estatal y como visión del mundo, ha sido rescatado por el Partido Comunista Chino por ser el vehículo perfecto para transitar por la senda de la modernidad y crear una “sociedad armoniosa” basada en el crecimiento económico y la educación, coincidente con la visión cosmogónica del viejo maestro.
La mentalidad china, lejos de ser capitalista y occidental, posee características muy peculiares. La modernidad que se aprecia en sus 23 provincias y, sobre todo, en los recodos y vahos de Beijing, no altera la identidad del pueblo chino puesto que ella esta anclada en su pasado milenario, donde el sentido de unidad (lingüística, familiar, cultural) sostiene una cosmovisión que le permite transitar por esa modernidad occidental con otra noción del tiempo, de la disciplina y el trabajo. Su “buen comportamiento y laboriosidad” no descansan en el sentimiento de culpa (propia de la tradición judeo-cristiana), sino en el sentido de vergüenza que connota una ética personal y social, antes que una religiosidad.
Para entender a la sociedad china, tan llena de contrastes y maravillosos matices, es necesario comprender las continuidades que conlleva el poseer una cultura milenaria. El vehículo de acceso a ese vasto mundo es el chino mandarín; pues, como decía Octavio Paz “como todas las creaciones humanas, los Imperios y los Estados están hechos de palabras: son hechos verbales”. Por eso los Institutos Confucio (homólogos de la Alianza Francesa, el Instituto Cervantes o el Instituto Goethe) son los centros culturales que China abre en todo el mundo en ámbitos universitarios para difundir el respeto por la cultura, la educación y el conocimiento.
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