28.10.13

Seis mil bachilleres se enfrentarán a una tasa de desempleo del 90% en Tarija

A pocas semanas de concluir la gestión escolar sale de Tarija una nueva generación de aproximadamente seis mil flamantes bachilleres, quienes deben comenzar a tomarse muy en serio el pensar y decidir sobre las posibilidades que tienen para el futuro. Sobre todo cuando la tasa de desempleo crece en Tarija.

El 90 por ciento de los académicos, en la ciudad de Tarija, se encuentran desempleados debido a una serie de problemáticas reveló el Presidente del Colegio de Profesionales, Federico Flores. “La sociedad va creciendo y las necesidades van cambiando por lo que es imperioso un recambio en la formación de profesionales”, añadió.
De esta manera, continuar con los estudios en la universidad comienza con una importante reflexión sobre cuál será el mejor camino a tomar y es así que el acertar en la elección de una carrera profesional se vuelve esencial. En ello los colegios tanto fiscales como particulares de Tarija fueron preparando varias charlas que en la mayoría se basan en reflexiones sobre los retos del mañana.
Pero más allá de esto, en Tarija, de cada 100 egresados de una determinada carrera, sólo 10 ejercen su profesión, debido a la falta de fuentes laborales, mientras que los demás optan por el comercio u otra labor independiente, actividad que crece a diario.
Esos datos fueron recogidos de los estudios realizados por la Fundación Empleo, la Universidad Juan Misael Saracho y los registros de los colegios de profesionales, según el presidente de la Federación Departamental de Profesionales de Tarija (FDPT), Federico Flores Cardozo.
Sin embargo, ¿qué tan preparados se encuentran los jóvenes bachilleres para tomar la decisión más importante de sus vidas? Pues la respuesta a esta pregunta se presenta con ciertos vacíos. Es que si bien muchos próximos bachilleres aseguran que tiene pensado ser doctores, abogados, dentistas, ingenieros y un largo etcétera a las carreras tradicionales, otro importante grupo de jóvenes aún no tienen claro el rumbo vocacional que deberían seguir.
Si bien los colegios tarijeños procuran con escasos recursos, el poder orientar vocacionalmente a los estudiantes a punto de concluir con la educación básica, llama la atención además cómo los padres se convierten en los que impulsan con muy altas expectativas, las que incluso infunden cierto temor en los estudiantes que entre otras cosas destacan como importante la evaluación y aceptación que sus progenitores tengan con respecto a la elección que ellos tomen.

Competencia más que vocación
El aprendizaje escolar busca estimular el desarrollo autónomo para que el estudiante pueda responder a los problemas personales y sociales, además tiene como objetivo despertar el interés vocacional ajustando esto a la competencia laboral y la necesidad del mercado de trabajo, explica el sociólogo Ricardo Mendoza.
Este concepto básico sobre orientación vacacional que pretende ayudar a que los jóvenes puedan decidir el camino profesional que van a seguir deja muchos vacios es por eso que hay más cantidad de jóvenes desorientados que no tienen claro un horizonte vocacional para explotar sus capacidades, explica el sociólogo.
“A ello se suman las altas expectativas de los padres que quieren ver a sus hijos siguiendo los pasos de los papás, abuelitos y hasta de los sobrinos”, reflexionó Mendoza.
El entendido aclaró que las valoraciones sobre la vocación responden más a la expectativa de los éxitos del otro que a lo que debe primar al momento de elegir la carrera académica, técnica o simple oficio que debe explotar el potencial de las habilidades ya que esto será lo que hagan feliz y exitosa a la persona en su futuro desempeño”, explicó.

Profesionales que no ejercen
En Tarija se ve a muchos profesionales desempleados, primero porque no existen los espacios laborales y segundo porque hay un número excesivo de profesionales, así lo asegura el presidente del Colegio de Profesionales, Federico Flores, quien agrega que ante esta situación muchos licenciados, ingenieros, arquitectos, odontólogos y demás, se desempeñan en diferentes funciones alejadas de su campo de formación.
“Vemos profesionales con título trabajando de taxistas, comerciantes, distribuidores y ofreciendo servicios gastronómicos, porque son oficios que les brindan un mejor ingreso que el salario mínimo”, indicó.
Evidentemente encontramos por ejemplo a un odontólogo ejerciendo como distribuidor de cemento, nunca tuvo un consultorio y en su actual trabajo logró independencia con cierta soltura económica por lo que pensar en ejercer su profesión le resulta poco real y nada práctico.
Encontramos a un estilista, también con título de odontólogo. Este caso describe muy bien el tema de la expectativa de los padres ante una profesión que brinde mayor prestigio, este reconocido estilista tarijeño cumplió con el sueño del padre, entregó su título académico y acto seguido se fue a la Argentina a estudiar estilismo que era lo que realmente él quería, hoy es un exitoso y bien remunerado profesional del corte y peinado.

Rompiendo el paradigma
Vivimos en una sociedad con una cultura y paradigma mental que nos hace pensar que si nuestros hijos no son titulados como doctores, ingenieros o licenciados, no pertenecen a la sociedad, así lo expresó el rector de la Universidad Católica Boliviana San Pablo, Marco Antonio Limarino.
“No queremos abandonar nuestra historia vivimos de nuestro pasado y no pensamos en el futuro y éste es un problema generalizado, en nuestro país no está organizada la proporción de personas que acceden a una universidad, en determinadas carreras no existe un límite, la pregunta siempre es cuál es la mejor, pero habría que ver quién está en mejores condiciones, somos un país pobre con problemas esenciales como la delincuencia y corrupción”, reflexionó.
Según su percepción la necesidad forzosa de ir a una universidad responde al arquetipo de que no se es alguien sin un título académico cuando en la realidad se puede ganar buen dinero y ser felices siendo modistas, peluqueros, reposteros, ya que lo que realmente es importante es tener una vocación y orientación y más amplitud en la forma de pensar.
Sobre el hecho de que en Tarija existan profesionales desempleados, dedicados a otra actividad y en menor cantidad de los que estarían ejerciendo su profesión, Limarino aseguró que desde su experiencia lo que marca la diferencia es la actitud de la persona ya que si se ama la profesión el éxito está asegurado, pero si por el contrario cada día es un sacrificio o martirio le irá mal como profesional, técnico o en cualquier empleo que ejerza sin pasión verdadera.
Tenemos profesionales y técnicos que estudiaron algo pero se dedican al comercio, servicios, construcción y les va muy bien-dijo, “la pregunta es por qué les va bien ahí y no en su profesión, la respuesta es obvia, les va bien porque quieren hacer eso, están tranquilos, contentos e irradian al resto esa actitud”, afirmó.
Éste es un tema para analizar en lo que queda de los últimos meses del año ya que para el 2014 la nueva camada universitaria comenzará a dar esos primeros pasos que los encaminarán al éxito o a la frustración.

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