16.10.13

La disciplina de las mujeres destaca en el servicio premilitar

Años atrás en Tarija, cuando los regimientos militares no alcanzaban el cupo de reclutamiento para el servicio militar obligatorio, se realizaba batidas en los diferentes centros públicos de esparcimiento nocturno, discotecas principalmente, donde todos los varones que no portaban el documento o libreta militar que acreditaba el haber cumplido con este deber patrio era subidos al “caimán”, nombre que se le da al camión camuflado, en el cual eran transportados a los cuarteles.

Hace más de 30 años si los jóvenes andaban rapados en las calles era porque no habían podido eludir la batida, comenta José Carlos, uno de los intrépidos que en se tiempo resultó ser un ágil escapista pues evadió siempre el reclutamiento forzoso.
“Escapábamos por donde podíamos, la mayoría por las ventanas del baño de la discoteca ‘El Cuervo’ y muchos dejaban de salir para no ser sorprendidos por el caimán, al menos hasta que pase el reclutamiento, y de los que aparecían rapados nos reímos en el colegio porque antes de aclarar que no tenías la edad sino que estabas muy crecidito ya te habían rapado la cabeza”.
Las madres siempre eran las protectoras y pedían que se les devolviera a sus pequeños que aún estaban en colegio, pero esto quedó en el pasado ahora es voluntario, los jóvenes deben ingresar por sus propios pies y pasar por todo el proceso de forma consciente, así lo asegura el comandante del regimiento Padilla, Douglas Vladimir Cejas Crespo, quien además añade que el número de mujeres inscritas aumentó.
Anecdótico resulta actualmente, se dan los casos de padres de familia que recurren a la autoridad militar para solicitar que recojan a su hijo “descarriado” pues perdieron el control, estos andan borrachos y no respetan a sus progenitores, sin embargo no se puede obligarlos los “descarriados” deben llegar voluntariamente.
“El servicio militar no es una alternativa terapéutica, en estos casos de jóvenes rebeldes los padres deben pensar en otro tipo de ayuda”, aclara el comandante.

Entrenamiento diferenciado
El Servicio Premilitar orientado a jóvenes estudiantes de quinto de secundaria y menores de 18 años posibilita el que éstos puedan cumplir con su entrenamiento militar sin dejar los estudios y asistiendo “al cuartel” una vez por semana, los sábados, de 7:30 a 14:00 horas, y diariamente durante las vacaciones escolares.
El efectivo licenciado en el regimiento Padilla de la anterior gestión fue de 380 premilitares, que recibieron instrucción básica en manejo correcto de las armas de fuego, enfatizando sobre todo en lograr en ellos un grado de conciencia sobre el rol que desempañan dentro de la sociedad y el Estado.
Sin embargo, el trato regido en el programa para los premilitares es diferente al que se daría a un recluta a partir de los 18 años, quien debe hacer su servicio militar permaneciendo en el cuartel durante un año.
“Existen algunas restricciones por acuerdos internacionales para la instrucción de este personal porque dentro de la normativa de los derechos humanos están catalogados como niños y como tales no pueden recibir una instrucción militar fuerte por lo que tienen otro trato, para generar cierta disciplina su entrenamiento el día sábado comienza con la revista, luego se va evaluando el grado de asimilación que tienen con respecto al entrenamiento que se les está dando”, indica Cejas Crespo.

Experiencias de la “pre”
Muchos jóvenes que ingresan a la premilitar lo hacen entusiasmados por recibir la instrucción militar. La experiencia les resulta gratificante, así lo recuerda el fusilero Nº 9 que el año 2000 obtuvo su libreta militar en el regimiento Padilla.
Aún recordando la posición de firme, los movimientos para tomar el fusil, el paso a discreción, los reproduce automáticamente pues todo queda grabado en la memoria, “era bandera por hacer puntos disparando”, comenta con orgullo, pero no todo fue fácil porque en esos tiempos se mantenía la rigidez del entrenamiento, agrega.
Muchos entraban temblando de miedo, no sabían que esperar-añade el fusilero Nº 9 de la compañía 3, “el cuartel es un mundo diferente, la disciplina es fundamental, no puedes llegar tarde porque te castigan, debes aprender a conducirte y hablar como lo hacen los militares, te enseñan y no es complicado”, comenta.
Uno de los recuerdos más impactantes al inicio fue la revisión médica pues todos los reclutas se encontraban desnudos esperando ser evaluados, “es seguro que para muchos esto fue uno de los momentos más extraños e incómodos”, fuera de ello todos los momentos vividos en la premilitar fueron positivos y hasta anecdóticos.

Las mujeres destacan
El comandante del regimiento Padilla destacó la responsabilidad y el decidido ímpetu de las mujeres por cumplir eficientemente el premilitar, pues se vio que son las que más se esfuerzan por calificar positivamente.
“Las mujeres están en el servicio premilitar de forma totalmente voluntaria, hay bastante participación, es increíble la participación femenina en el servicio militar incluso con más responsabilidad que los hombres”, asegura Cejas Crespo.
En su opinión esto se debe a una especie de competencia que se ha generado y muchas jóvenes deciden tomar este camino que asumen como un desafío que cumplen al cien por ciento, mérito grande porque no es requisito para ellas el tener la libreta de servicio militar.

Roles y deberes
El cumplir con el deber patrio es sin duda algo ponderable, pero en esta noble intención a veces se tropieza con la sobre protección de algunos padres, pues en caso de indisciplina por haber llegado tarde, por ejemplo, si se le da al premilitar alguna sanción como la del arresto, los padres enseguida llegan abogando por sus hijos, lo que en definitiva obstaculiza el objetivo de transmitir en estos jóvenes un concepto correcto sobre disciplina y responsabilidad.
La premilitar no es para todos, ahora se destaca en el reclutamiento el que tengan actitudes de responsabilidad con buenas calificaciones como primera instancia.
“Muchos jóvenes no están interesados en cumplir con su servicio militar, esto es un fenómeno en todo Bolivia, no somos una sociedad estructurada, organizada, consciente de nuestro rol y obligación con su país y sus necesidades”, lamenta el comandante del regimiento Padilla.
En este sentido las Fuerzas Armadas ofrecen alternativas a la juventud para hacer del cuartel no un centro de formación militar netamente sino abocándose a nuevos roles orientados a dar apoyo participativo y activo en el desarrollo.
En este sentido, los soldados que ingresan al cuartel con 18 años cumplidos son incentivados a completar su bachillerato y se les ofrece capacitación en ramas técnicas como carpintería, mecánica, sastrería, tornería, agronomía, ganadería y otros, dándoles un área ocupacional a futuro.
“La instrucción militar es un programa que tiene su secuencia, el entrenamiento individual se desarrolla a partir de la instrucción en la parte disciplinaria, se entrena en el orden cerrado para que el soldado tenga dominio de su cuerpo, se les templa el carácter para que aprendan a controlar el cansancio, la fatiga y hasta la flojera con actitudes de responsabilidad para crear un espíritu colectivo con aspiraciones que lleven a la Patris a un objetivo concreto”, reflexionó el comandante.

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