26.4.13

Alumnos del José Marti pasan clases en un sauna y un callejón

Debido a que en el colegio José Martí, ubicado en la zona de San Antonio Bajo, se realizan dos obras para mejorar el establecimiento, los estudiantes deben pasar clases en siete diferentes lugares y pagar por el alquiler de los ambientes, entre ellos un sauna cercano y un callejón.

La directora del establecimiento, Teodora Álvarez, dijo a Página Siete que en 2009 se pidió a la Alcaldía mejorar la escuela por el deterioro que presentaba. Con el financiamiento de la comuna y del Banco Mundial se aprobó dicho proyecto que contempló originalmente la edificación de nueve aulas.

Sin embargo, Álvarez informó que dicha mejora era insuficiente, por lo que se pidió también la cooperación al Gobierno a través del programa Evo Cumple. El pedido fue aceptado y se iniciaron los trabajos paralelos de refacción de otras dependencias el pasado lunes.

La directora explicó que la obra realizada por el municipio comenzó a mediados de 2012, lo que generó que los estudiantes pasen clases en la ex fábrica Forno de la zona Alto San Antonio.

Estos trabajos debieron finalizar a fines de marzo de este año, pero la construcción continúa.

Debido al trabajo de ambos proyectos, alumnos de nueve de los 17 cursos pasan clases en seis diferentes lugares además del mismo colegio.

En un recorrido que éste medio hizo, se verificó que cinco cursos pasan clases en la edificación donde funciona el sauna-piscina Arcángel, ubicado en la misma zona, y otros dos en el salón de té piñata Mundo Marino y en un callejón.

Los otros lugares son una cancha, la casa de una de las maestras y en la mencionada ex fábrica Forno.

“Los niños pasan clases aquí (mostró los ambientes del sauna), pero a la hora del recreo salen al callejón (en plena calle) para dispersarse, porque no podemos mantenerlos encerrados. Para la clase de educación física también van al callejón”, contó una maestra que no se identificó.

En tanto, en el salón de té piñata, la maestra de tercero de primaria, Beatriz Prado, afirmó que tanto ella como los niños se sienten incómodos.

“Los niños se sientan en sillas pequeñitas y por ello no tienen una buena postura y además no hay espacio para caminar”, dijo.

Según Yola Mamani, madre de familia, los apoderados pagan dos bolivianos por día para alquilar esos ambientes y se deben turnar para controlar la salida de los niños al recreo en la calle, para evitar accidentes.

“Les advertimos al momento de la inscripción que pasaríamos incomodidades pero los padres, de cualquier forma, los inscribieron”, destacó la directora.

Están retrasados con el avance
Según las maestras de diferentes niveles del colegio José Martí, los estudiantes están retrasados con el avance curricular.

“Debido a que durante casi un mes y medio pasábamos clases tres días sí y tres días no, nos perjudicamos y ahora no tenemos el avance que debíamos tener”, afirmó la profesora Beatriz Prado, de segundo de primaria.

Con ella compartió la idea la maestra Viviana Alipaz, quien comentó que además de ello, los alumnos están molestos por la necesidad de deambular de un lugar a otro para asistir a clases.

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