5.6.11

Forjadores de Maestros

La misión no es sencilla ya que ellos se encargan de forjar a los maestros que tendrán en sus manos la difícil misión de lograr que niños y jóvenes disfruten o despierten sus talentos para las matemáticas, la historia, la música y  muchas otras actividades que pueden definir su futuro profesional.
 Ellos son los formadores de los maestros.

Educadores que han  enseñado o todavía trabajan en la Escuela Superior de Formación  de Maestros Enrique Finot (antes llamado Instituto Normal Superior Enrique Finot), de donde egresa la mayoría de los docentes de Santa Cruz.

Cada uno de los cinco entrevistados tiene muchas historias curiosas que contar acerca de sus experiencias dentro y fuera de las aulas. Para contarlas serían necesarias muchas páginas. Pese a que algunos ya se han jubilado, siguen recibiendo el afecto y el cariño de los que fueron sus alumnos.

Tal es el caso de Rosa Dávalos, que por su edad sale poco de su casa, pero cada vez que lo hace se encuentra con algún alumno que le retribuye con abrazos y demostraciones de afecto.
Los cinco, además, comparten su vocación por la pedagogía y las ganas de seguir transmitiendo sus conocimientos a los demás.
Rosa Dávalos
“La buena calificación no sirve si luego no se enseña bien”
Fue una de las fundadoras de la carrera de Música en la Normal Enrique Finot y por diez años dirigió esa dependencia en la que se formaron varias generaciones de profesores. Además, es una prolífica compositora y fue una destacada intérprete de canciones y del piano.
Para Rosa Dávalos Mendoza la música es una herencia familiar. Su abuelo era maestro de capilla en Trinidad y su madre la arrullaba cantándole tangos y valses con su melodiosa voz, mientras que su padre, además de  excelente fotógrafo, fue también un notable compositor. A sus 15 años ella tocaba la guitarra mejor que muchos jóvenes de su edad y a los 16 estaba en Sucre estudiando música en la Escuela Nacional de Maestros. Allí educó su voz, aprendió piano y a componer. Hoy tiene decenas de composiciones inéditas. Pero no ha sido en el campo artístico sino en la docencia donde Rosa Dávalos logró sus mayores reconocimientos. A sus 76 años, esta orgullosa trinitaria sigue recibiendo el afecto de muchos profesores de colegios cruceños que la tuvieron como maestra en la Normal Enrique Finot y  a los que enseñó a tocar el piano, el acordeón y la guitarra. Allí, junto a otros docentes, fundó el Instituto de Educación Musical y luego la carrera en 1975. A partir de 1984 y por diez años dirigió esa dependencia. “Es lindo enseñar, porque uno se sastiface al ver que el alumno reproduce los conocimientos y que ya tiene una metodología para enseñar a los pequeños”, afirma la maestra, que también dirigió la carrera de Música en la Universidad Evangélica.
“La buena calificación no sirve si luego no se enseña bien”, dice  Dávalos, con relación a los docentes y alumnos que solo buscan las mejores notas. Retirada de las aulas, ella ha seguido componiendo y tiene más de una decena de trabajos que esperan que se los tome en cuenta.


Mario Peña
“La educación está sujeta al sistema político imperante”
Es uno de los fundadores de la carrera de Ciencias Sociales en la Normal Enrique Finot. Es docente de la institución desde hace más de 20 años. Además de maestro de otros educadores, es abogado. Cuando Mario Peña egresó como bachiller en Vallegrande (1969) decidió estudiar para profesor de Ciencias Sociales y Derecho al mismo tiempo, pero en Santa Cruz no existía la primera carrera y tuvo que irse a Sucre a cursarla. Allí se recibió en 1973 como profesor de Historia, Geografía y Sociología. Cuando volvió hizo un año de provincia en Montero y luego estuvo enseñando diferentes materias en establecimientos educativos de la capital cruceña. En 1982 entró, por concurso de méritos, a la docencia en la Normal cruceña y volvió a toparse con que no existía la especialidad en Ciencias Sociales. Para él es importante que los profesores se formen en esta área, porque considera que el que no conoce su historia, su cultura y su geografía no puede aportar a su región y a su país. Es por eso que en 1998 se unió al grupo de estudiantes que por entonces exigía especialidades como matemáticas, física, química y ciencias sociales en la normal cruceña. Los jóvenes decidieron hacer una huelga de hambre y tuvo que venir el director general de Educación. “Al pasar por la sala de profesores le dije que dirigiera unas palabritas a los jóvenes huelguistas. No quiso al principio, pero insistí hasta que entró y tras que ingresó le cerramos la puerta y le dijimos abre las carreras o usted no sale de aquí. Luego de largas negociaciones logramos nuestro objetivo”, cuenta Peña, que luego participó en los líneamientos que tendría la especialidad. Gracias a esa iniciativa hoy muchos docentes de las escuelas secundarias de Santa Cruz imparten con mejor formación las materias de Historia, Geografía y otras del ambito social. Peña, que también es abogado y tiene una especialidad en Innovación Pedagógica de la Universidad de Barcelona, considera que “la educación en el país ha estado sujeta al sistema político imperante. En un determinado tiempo impera una ideología y es la que diseña el sistema educativo que le sirva a sus fines”, dice el maestro, agregando que no tendría que estar sujeta a los vaivenes políticos.






Pedro Galvis
“El profesor debe descubrir las potencialidades del alumno”
Es artista plástico y fue docente de diversas materias cuando existía la carrera de Artes Plásticas en la Finot. Actualmente sigue dando clases en dicha institución y en la carrera de Artes de la Universidad Gabriel René Moreno.
Pedro Galvis Mansilla nació en Quirusillas (provincia Florida) de Santa Cruz y desde pequeño le gustó pintar y dibujar, actividades en las que siempre se destacó. Cuando estaba en el colegio sus compañeros le pedían que les hiciera las carátulas de sus cuadernos. Al principio no exigía nada, pero cuando aumentaron los pedidos lo hizo por unas pastillas o por un sándwich. “Esa fue la primera experiencia de que mis pinturas y dibujos podían tener cierta repercusión. Después la venta de mis trabajos me ayudó a solventar mis estudios”, cuenta Galvis, que admite que de joven no pensaba convertirse en docente y que llegó a la Normal Simón Bolívar de La Paz de casualidad, ya que acompañó a un amigo que quería estudiar para maestro. Allí se enteró de que podía estudiar para profesor de Artes Plásticas y se inscribió. De forma paralela estudió en la Escuela de Bellas Artes, de donde egresó a finales de los años 70. Cuando regresó a Santa Cruz en 1989 logró ingresar como docente a la carrera de Artes Plásticas, pero la carrera se cerró en 1994 por la Reforma Educativa que por esos años implantó el Gobierno. Sin embargo continúa enseñando a los futuros profesores en la Enrique Finot, donde ya lleva 22 años. Además de seguir en su actividad como artista plástico, Galvis se ha preocupado por profundizar sus conocimientos sobre pedagogía y ha participado en decenas de seminarios y talleres. El resultado de esos conocimientos lo ha sintetizado en cuatro dimensiones que considera son vitales para la formación de un buen profesor. Uno de esos puntos claves es que el maestro sea un líder y emprendedor con ideas creativas. También considera que la misión del profesor es descubrir las potencialidades de los niños y jóvenes “Todas las personas tienen algún tipo de talento, pero sucede que muchas veces esa persona no lo sabe, incluso cuando inician estudios superiores muchos jóvenes no saben para qué son buenos. El profesor tiene que descubrir esas potencialidades del alumno y animarlo a que las desarrollen”, sostiene Galvis, que considera que en ese sentido se debe trabajar en la formación de los propios profesores.





Juana Yavarí
“La docencia ha sido mi vida”
Desde hace 23 años enseña a los futuros profesores.
Actualmente enseña la matería de Práctica Docente e Investigación. Son años que ha concentrado sus esfuerzos para que los estudiantes cuenten con las herramientas adecuadas para mejorar su formación. Cuando a Juana Yavarí se le pregunta acerca de la experiencia de enseñar a otros educadores, ella no esconde su emoción y su entusiasmo. “La docencia para mí ha sido mi vida y le he dado una dedicación exclusiva a la institución, pero la satisfacción más grande que tengo es ver a mis estudiantes ejerciendo la profesión y cuando voy a las unidades educativas me emociona saber que muchos ya han seguido estudios superiores. Considero que eso en la actualidad es de gran importancia para todo profesor”, sostiene la maestra de Práctica Docente de Investigación de la Escuela Superior de Formación de Maestros Enrique Finot. “Esta materia es la que le permite al futuro maestro formarse y conocer la realidad educativa en la que vive. A través de esta materia el alumno adquiere conocimientos de tipo científico y pedagógico que luego pondrá en práctica en las unidades educativas en las que trabaje”, comenta Yavarí. Para la educadora es imprescindible que el profesor no deje de actualizarse y tenga un sentido crítico de las propuestas pedagógicas que se le sugieren o se le exige aplicar en las aulas. Sostiene que la figura del docente que domina su materia y no se preocupa por investigar puede que tenga buenos resultados en el momento, pero a largo plazo queda como estancado, ya que los sistemas educativos van cambiando y la mejor evidencia es la nueva ley de educación que hace poco se aprobó y que implica un nuevo cambio de paradigma. Pero un aspecto que preocupa a Yavarí es el nivel de los bachilleres que están llegando para formarse como profesores. “Hay más dificultades en la formación de los estudiantes, porque cada vez llegan más bachilleres que se reciben con conocimientos muy básicos en escritura o lectura, aspecto que un egresado de secundaria debería tener fortalecido. Es por eso que en los exámenes de ingreso las calificaciones son muy bajas y muchos aprueban con la nota mínima. Esto ha determinado que en la Normal tengamos que aplicar más esfuerzos en subsanar esa dificultad”, explica la docente.




Sonia Camacho
“Para enseñar a maestros se necesita tener vocación”
Durante 20 años le dio las herramientas a los futuros docentes de Biología y Química. Actualmente está jubilada, pero no ha dejado de estar vinculada a la educación. Sus libros de Biología y Química para secundaria son los más utilizados en todo el país. Sonia Camacho de Arteaga no duda en decir que la principal influencia para que se dedicara a la enseñanza proviene de su padre, Felipe Camacho, que además de compositor fue durante muchos años profesor de música. El interés por la docencia no sólo le fue transmitido a ella, sino también a otras hermanas. Camacho ingresó a la Normal Simón Bolívar de La Paz el año 1973 y allí se recibió en la especialidad de Ciencias Naturales y Química. Luego de su año de provincia en Samaipata trabajó en colegios particulares de la capital cruceña hasta que ingresó por concurso de méritos al entonces Instituto Normal Superior Enrique Finot, donde no sólo dio clases de Biología y Química, sino también algunas de Pedagogía. “La Normal da las herramientas para que el profesor pueda desenvolverse en el aula, que es lo más importante. Es decir que el maestro aprenda a enseñar. Incluso desde cosas muy básicas, porque hay chicos que llegan con miedo y hasta son tímidos en su manera de expresarse. Entonces nosotros los preparamos en su manera de hablar y hasta en la postura que debe tener dentro de la clase”, explica Camacho. La educadora fue directora académica de Secundaria de la Finot y dice que aún no se reconoce el valor del maestro en Bolivia, ya que su nivel salarial es muy bajo, pero insiste en que la persona que se dedique a ello tiene que hacerlo por vocación “Para formar maestros se necesita vocación de enseñar”, dice e insiste en que nadie puede quedarse de brazos cruzados una vez obtiene el título de profesor, sino que se debe buscar la actualización. Camacho se jubiló en 2002, pero no ha dejado la docencia, ya que sus libros son muy utilizados en todo el país y ella sigue dando cursos a profesores a través de la editorial que publica los textos

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